Gambito de dama: una mini serie de época con una mega banda sonora de los 50 y 60
Existen múltiples razones por las que merece la pena devorar la serie que, con solo 7 capítulos, ha conseguido que todos adoremos a Beth Harmon (Anya Taylor-Joy) y estemos ansiosos por saber más de este prodigio del ajedrez. Una de ellas es su cuidada banda sonora, que nos lleva a gozar de lo lindo a cargo de un buen puñado de rompepistas de finales de los 50 y, sobre todo, de la década de los 60.
Pero también hay que arrodillarse ante sus creadores, Scott Frank y Allan Scott, para agradecerles el mimo que han puesto a la fotografía y vestuario de cada uno de los episodios de esta serie de época que está llamada a convertirse en uno de los grandes lanzamientos de Netflix este 2020.
No obstante, aquí hemos venido a hablar de música. Así que, dejando a un lado el excelente trabajo de Carlos Rafael Rivera, que es quien se ha encargado de componer la banda sonora propiamente dicha de Gambito de dama, me gustaría rescatar algunas de las grandes canciones que suenan en esta serie basada en la novela de Walter Tevis.
Es el caso del incansable “Stop your sobbing” (1964) de The Kinks, que acompaña a la protagonista durante un animado viaje en coche, o el “Fever” (1956) de Peggy Lee, con el que una joven e inexperta Beth se inicia en el arte de la seducción. Eso sí, los resultados quedan muy lejos de los esperados.
También quedarán grabadas en nuestras retinas para siempre esas escenas en las que suenan el “You’re the one” (1965) de The Vogues o el mágico “(I’m not your) Steppin’ Stone” (1966) de The Monkees, y es que solo en esos momentos hay alguien capaz de arrebatar algo de protagonismo a esa Anya Taylor-Joy que ya consiguió llamar nuestra atención en la quinta temporada de Peaky Blinders.
Mención aparte merecen las apariciones estelares del gran Georgie Fame acompañado de sus fieles Blue Flames, que suelen coincidir con pasajes que invitan a la relajación, la desinhibición y, cómo, el despiporre. Del genio británico que se manejaba como nadie en ese terreno a medio camino entre el rhythm and blues y el jazz se rescatan “Pink champagne” (1964) y “Yeh Yeh” (1964). Ahí es nada.
Aunque, si tuviera que quedarme con uno solo de los grandes momentos musicales de esta obra maestra, seguramente optaría por ese en el que la Beth Harmon más autodestructiva es poseída por la inolvidable Mariska Veres, vocalista de la banda neerlandesa The Shocking Blue.
¡Y hay muchas más! El marchoso “Tut tut tut tut” (1963) de Gillian Hills, el romántico “End of the world” (1695) de Herman’s Hermits, el trepidante “Bye-ya” (1956) de Thelonius Monk,… Evidentemente, en este artículo no están todas las que son, pero sí son todas las que están. Los que quieran descubrir todas las joyas musicales contenidas en la primera temporada de Gambito de dama, solo tienen que pasarse por Spotify para deleitarse con esta playlist creada por Netflix. Aunque sobra decir que la experiencia gana enteros cuando estas composiciones con tan buena vejez suenan dentro de la trama
Por último, no puedo estar más en desacuerdo con esto de tener que referirnos a Gambito de dama como una miniserie. Ya sabemos que solo consta de una temporada, que ésta solo cuenta con 7 capítulos y que tenemos un desenlace, por cierto de lo más brillante. Pero, ¿acaso no debería estar prohibido usar un prefijo como mini para referirnos a una obra maestra de estas dimensiones?