El festival de Xoel López en el WiZink
Los asistentes pudieron disfrutar de los diferentes Xoel López que hemos conocido en estas más de dos décadas, lo que incluye un emotivo momento Deluxe que desató la locura en el recinto madrileño.
La velada arrancó con “Albatros”, “Salitre y humo” y “Esto no es amor”, las tres primeras canciones de su flamante último disco (‘Caldo Espírito’), pero el que se pensara que el show iba a ser mínimamente predecible no podía estar más equivocado. A lo largo de algo más de dos horas pudimos ser testigos del disfrute de un artista en estado de gracia que igual se atrevía con el rock de estadio a lo The Who que homenajeaba a su tío abuelo en clave folk galego.
López no paró de bailar y de agradecer al público (más de 6.500 personas) que estuviera allí arropándole en una de las noches más especiales que se recuerdan de las muchas que este artista nos ha regalado en los últimos años. Y en parte esto se debió al muro de sonido que consiguieron montar todos los que fueron desfilando por ese escenario: desde la banda Morgan al completo hasta el legendario Roberto Lozano ‘Loza’, que se apoderó de una de las dos baterías disponibles cuando llegó la hora de homenajear a Deluxe.
El propio Xoel definió este mini-show como “un concierto dentro de un concierto” pero yo me atrevería a hablar, más bien, de un concierto de Deluxe dentro de un festival en el que hubo de todo. El caso es que, aprovechando que varios de los integrantes de la banda formaron parte de aquel proyecto del coruñés, se les ocurrió que era la ocasión perfecta para tener ese gesto con los asistentes, que se volcaron desde la inicial “Simone” hasta el último solo de guitarra de un demoledor “Que no” que sirvió para que más de uno se desgañitara en lo que fue, sin duda, el momento más bestia de la noche.
Antes de ese brillante desenlace se habían subido los Morgan de Nina al completo para deleitarnos con una conmovedora versión de “El cielo de Madrid”, que sirvió para que la conexión con cada uno de los asistentes se hiciera aún más fuerte. A partir de aquí hubo un homenaje a su tierra con “Paxaro do demo”, que dedicó a su tío abuelo Inocencio López, natural de O Cego dos Vilares (A Fonsagrada), muy respetado en el circuito folk gallego; algún que otro ‘puxa asturies’ alternado con ‘oeoeoeoes’ del público; y, sobre todo, un pulado de canciones redondas brillantemente ejecutadas.
Si hubiera que hacer un listado destacando algunas, en él no podrían faltar “Tierra”, “Si mi rayo te alcanzara”, “Todo lo que merezcas”, el noventero “Elevarte caer” (con Repion) o ese “Faneca brava” en el que López parece estar poseído por el mismísimo Roger Daltrey. Pero lo vivido anoche va mucho más allá de resaltar unos títulos frente a otros. Prefiero quedarme con la vitalidad y la energía que desprende este compositor en todo lo que hace sobre el escenario, más allá de cantar: da igual si se trata de agitar dos panderetas simultáneamente, de tocar las palmas efusivamente o de lanzarse a realizar pasos de baile que dejan entrever su pasado mod. Ojalá más Xoeles, más veces.