Wau y los Arrrghs revientan el Teatro Eslava
La banda de garage-punk más grande y aclamada del territorio nacional ofreció el pasado sábado un espectáculo épico en el madrileño Teatro Eslava.
El grupo valenciano, después de siete años, volvió a la capital para dejar claro que un proyecto como el suyo es más que necesario para mantener y reivindicar un sonido que cada vez escasea más en la escena.
La pobre Eslava, tan elegante y distinguida, no sabía la que se le venía encima. Toneladas de garage sucio y sudoroso en una noche en la que Wau y los Arrrghs!!! no dieron tregua ni por un solo momento. Y esto, el respetable, que prácticamente llenaba la sala, lo agradeció enormemente.
Antes de que estallase la gran bomba, el power-trio de trash-punk Los Polipos, caldearon el ambiente a base de bien para que, justo después, Juanito y los suyos se dieran un baño de multitudes ante un público entregadísimo. Con su clásico tema “Delincuente” arranca un show plagado de hits inmediatos que los cinco miembros -a los que se vio realmente cómodos- defendieron con solvencia.
Molongui (guitarra), Satu (bajo), Fletán (batería) y Belinda (órgano) acompañaron al carismático Juanito, que no dejaba de contagiar diversión al personal a través de sus bailes epilépticos y espasmos. “Fruta prohibida”, “La ciudad no es para mí”, “Todo lo voy a romper” o “La cueva” fueron parte de un anfetamínico setlist en el que cada canción sonaba como un cañonazo que provocaba un pogo constante y generalizado.
Otro de los grandes momentos fue cuando sonó “Piedras”, con esa imprescindible armónica aullando durante sus tres escasos minutos de duración. Poco después, el confeti regaba al grupo al terminar cada canción y Juanito no dejaba de agradecer la presencia a todos los allí congregados. Estando tan cerca la Navidad, era de prever que al sonar “Copa, raya, paliza” empezasen a nevar supuestos “pollos” que la gente se iba pasando a modo de balones de playa.
“Hey monstruo Hey” sería la encargada de preceder a la hecatombe que provocaría la insuperable versión del “Demolición” de Los Saicos, de ahí que la sala terminase de estallar con un brutal pogo que hizo temblar el centro de Madrid. Acto seguido, el grupo se retira y vuelve poco después para un último bis, que consistió en “Lo que quiero” acompañado de su ya clásico tema de despedida, “Viva Link Wray”.
No se nos ocurre mejor manera de celebrar los 20 años de esta banda eterna a la que esperamos ver muchos años más sobre los escenarios, a pesar de que, tras un largo silencio, solo han dado tres conciertos este año y no tienen más anunciados. En cualquier caso, el sábado dejaron claro que están en plena forma y con la máquina perfectamente engrasada para seguir facturando garage y rock and roll de alto octanaje.