Lujuria, culos al aire y poesía en el “Marikón” del Teatro Kamikaze

Lujuria, culos al aire y poesía en el “Marikón” del Teatro Kamikaze

Un collage en directo hecho con música, danza, interpretación, poesía y humor. El Teatro Pavón Kamikaze de Madrid ha sido testigo de Marikón, ¡esto acaba de empezar!, una fiesta con 20 maestros de ceremonia y un público fiel durante más de 60 minutos. Un “Marikón”, con “k”, ¿será por Kamikaze o para ser más sonoro? Sea por lo que fuere, es una expresión que llama la atención, de metralla. Un título que da paso a un espectáculo divertido y alocado.

No suelo escribir de danza, desconozco cómo descodificar el lenguaje del cuerpo para poder explicarlo con palabras. Lo que puedo decir, con confianza, es que es una apuesta arriesgada. Un montaje que grita con fuerza su amor por el baile. Una celebración para festejar el XX aniversario de Losdedae, la compañía privada de danza contemporánea con mayor relevancia dentro del panorama nacional.

Sobre el escenario, Chevi Muraday (Premio Nacional de Danza) ha reunido a un elenco coral formado por actores, bailarines y músicos. El sonido en directo, impoluto y limpio, impregna el Teatro de un ambiente festivo, el que merece. Entre las voces femeninas, Verónica Ronda demuestra ser un auténtica diosa vocal. Resulta imposible apartar el oído de su timbre de voz.

Entre los actores, Ernesto Alterio, Alberto Velasco o Egoitz Sánchez han sido acaparadores de todas las miradas. Ellos han actuado y defendido fragmentos de textos de dramaturgos de la talla de Guillen Clua, Paco Tomás o Pablo Messiez y han formado parte en el juego del baile. Muraday ha cautivado con el dominio de su cuerpo, Manuela Barrero ha abierto todas las bocas del público convirtiéndose en mujer insecto.

El toque flamenco ha venido de la mano y el taconeo de Carlos Rodríguez y Carmen J. Angulo y Javier Monzón ha salido al escenario con poderío, con un cuerpo fibrado y marcado con líneas perfectas, fruto de su trabajo. El bailarín madrileño ha impresionado con sus movimientos perfectos y enrollado en hilo de nailon.

Veinte criaturas que llenan el escenario de culos al aire, contorsión, lascivia, risas y poesía contemporánea. Cada personaje destierra alegría y la arrastra por cada rincón de la sala. Todos tienen una fortaleza que triunfa y el montaje es el colofón de una fiesta sin fin.

El “¡esto acaba de empezar!” augura que Losdedae no tienen fecha de caducidad y que día tras día sorprenden llevando la cultura al éxtasis. Explican al público que el lenguaje de la danza es universal, que no necesita intérpretes ni traductores. Solo honestidad.

La misión de Losdedae es mantener un firme compromiso con la danza. Apuestan por la investigación y la fusión de disciplinas. Se ha caracterizado por ser una compañía atenta a lo que ocurre a su alrededor. Ya lo demostraron con En el desierto, una obra que fijaba la mirada en los homeless (personas sin hogar).

La función contó el viaje de los expulsados, de los despojados de sus tierras antes de que la crisis de los refugiados sirios enseñara la cara más sucia de Europa. La formación de danza se ha ganado el respeto de todos. Son ellos los que, con espectáculos como “Marikón, ¡esto acaba de empezar!”, hacen que la sociedad entienda la danza como el mayor acto de libertad. Esta “fiesta” forma parte del ciclo Desembarco de la danza que prosigue su camino en el Teatro Pavón Kamikaze.

Ficha artística y técnica

Dirección artística y coreografía: Chevi Muraday.
Dirección de escena: David Picazo y Chevi Muraday.
Textos: Pablo Messiez, Guillem Clua, Alberto Velasco y Paco Tomás.
Dirección musical: Ricardo Miluy.
Reparto: Ernesto Alterio, Carmen Angulo, Manuela Barrero, Ana Erdozain, Sara Manzanos, Javier Monzón, Chevi Maraday, David Picazo, Carlos Rodríguez, Baldo Ruiz, Paloma Sainz-Aja, Egoitz Sánchez, Inés Valderas, Alberto Velasco.
Músicos en directo: Ricardo Milui, Larry, Héctor García, Bárbara Bañuelos y Verónica Ronda.
Vestuario: Sara Sánchez de la Morena.
Diseño de iluminación: David Picazo.
Diseño de escenografía: Losdedae.
Construcción escenográfica: David Cubells.
Fotografía: Jacobo Medrano.
Producción ejecutiva: Amanda R. García.

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