El Petit de Cal Eril y Ferran Palau hacen brillar Madrid
Ayer, de la mano de Madrid Brillante, Ferran Palau y El Petit de Cal Eril, se pasaron por Madrid para tomarse el vermut en el Teatro Reina Victoria. Había muchas ganas de verlos, de ahí que se agotaran las entradas y que desde las 12 del mediodía ya hubiera gente haciendo cola para un concierto que empezaría casi una hora después.
Abrió la jornada el chico de oro, Ferran Palau, con nuevo disco humeante bajo el brazo, Parc (Hidden Track Records, 2021). Pero más bien se enfocó en Kevin, su trabajo anterior, que apenas tuvo recorrido por la capital y el de Esparraguera tenía muchas ganas de presentarlo también. De hecho, el comienzo del show fue con “Kevin”, “Univers” y “Què serà de mi?”, canciones emblemáticas de ese largo.
Ya con el primer acorde, Ferran consiguió crear esa atmósfera que todo el público estábamos deseando disfrutar. Esa especie de nube en la que flotar todo el tiempo, que se mantendría mientras las melodías y letras del barcelonés así lo quisieran. Con el bajo del sonriente de Dani Comas y la guitarra y teclados de Jordi Matas, el universo Palau estaba preparado para todo, a lo que habría que añadir que el sonido en el teatro era irreprochable.
Aun sin haber preparado los temas de su último disco, dejo caer unas canciones como “Reflexe” o “Parc”, y prometió volver para presentarlo en su totalidad. Bajo una lluvia de sintes, se despidió, siempre agradecido de poder estar aquí, en Madrid, en estos tiempos tan difíciles donde no se sabe qué puede pasar al día siguiente.
10 minutos después aparecía sobre el escenario El Petit de Cal Eril, el proyecto de Joan Pons, que venía escoltado por Jordi Matas y Dani Comas, junto a Ildefons Alons batería y Ángel, teclista peculiar donde los haya.
La velada continuaba haciendo gala de ese nuevo estilo que se ha bautizado como pop metafísico o bedroom pop. En resumen, pop psicodélico con mucho flow. Joan va directo al grano, prefiere tocar y no enredarse con demasiadas palabras de agradecimiento, a pesar de dejar claro que está muy contento de poder estar allí.
Se meten de lleno con Energía fosca (Bankrobber, 2019), su último largo, que también está fresco y necesita ser presentado en acto oficial. Y así van cayendo “Ets una idea”, “Pols”, “Sento” o “El sentit de les coses”. Más reciente tenían “Com quan dormim”, single de 2020, un temazo que nos abrazó a todos los presentes e hizo retumbar el suelo del teatro al mismo tiempo que se balanceaban nuestros pies.
Poco margen de maniobra para los catalanes, que rápido tuvieron que despedirse y lo hicieron con “Som transparents”, tema infinito que, en clave psicodélica, te anima a viajar con el grupo allá donde quieran llevarte y sin la necesidad de tener un salvoconducto. Por cierto, hubo ecos de Michael Jackson en algunos pasajes de la canción que invitaban a querer levantarse a bailar un poco, aunque fuese en tu sitio.
En general, un concierto redondo, disfrutado por ambas partes, con artistas que dieron buena cuenta de su talento y su buen estado de forma. Y, por supuesto, otro reconocimiento es para el público, que aun adaptado a las nuevas normas, dejó más que claro que tenía muchas ganas de querer seguir apoyando toda la música que se les ponga a tiro.