Xoel López y Pepe Solla – Pequeños Grandes Momentos
La cerveza Premium 1906 Red Vintage quiso recordarnos que hay cosas que nunca deberían perderse. Para ello sorprendió con una propuesta musical y gastronómica en el Teatro de Arte de Madrid el pasado 6 de noviembre a la altura de sus protagonistas: el recientemente galardonado con una estrella Michelín, Pepe Solla, del restaurante pontevedrés Casa Solla, y el músico Xoel López. Ambos maridaron un encuentro lleno de gratas sorpresas comenzando por la aparición de Manuel Jabois , ese gran escritor y periodista gallego, heredero digno del estilo de su compatriota Julio Camba. Trío de ases para celebrar, dentro del ciclo Pequeños Grandes Momentos de La Colorada de Estrella Galicia, una noche que consiguió hacernos viajar a través de los sentidos. Xoel versionando sonidos míticos de los 50, 60 y 80 y el maestro Solla haciendo un guiño con sus tapas “rediseñadas” a esos platos tan temidos en la infancia como las lentejas o la menestra, a hits estudiantiles como los spaghettis con bonito y tomate, o al bocata predilecto: el de sardinas, por supuesto.
El ex de Deluxe rompió en hielo musical con “The boxer” de Simon and Garfunkel, canción que identificó con el espíritu emigrante gallego y su “irse a Madrid” con apenas 20 años y una guitarra. Siguió con un tema que irá incluido en el disco que está grabando estos días y que comienza con una estrofa lapidaria y cargada de intención: “Que la vida te dé todo lo que merezcas […] y que recojas un día lo que sembraste ayer, y al menos por un instante se hará justicia en el mundo”. Se hizo el silencio y no rugían ni las tripas ansiosas.
De vuelta al pasado se trajo de los 60 una fascinante versión del “Shangri-la” de The Kinks. El público, apenas unas 150 personas, se lanzaron a acompañarle entonando esa melodía folk que parecía de pronto genuinamente gallega. Puestos a recordar, no puede uno volver de ese paseo por la memoria sin su amor de juventud. El de Xoel fue uno de esos imposibles, la diva del soul Diana Ross. De esta manera tan romántica se lanzó a versionar “Stop! In The Name of Love” de The Supremes, una declaración cuidada y suave difícil de rechazar.
Todavía más atrás nos transportó reivindicando la guitarra española y figuras como la del genio Paco Ibáñez o Serrat, reivindicadores a su vez de los grandes poetas españoles de la generación del 27, a los que pusieron voz cuando lo fácil era silenciarlos. Todo ello para presentar la que sería la última canción previa a la entrada de Pepe Solla y sus tapas, la “Canción del Jinete” de Lorca. Emoción sincera y un aplauso muy cómplice del teatro.
Entró Pepe Solla en escena para poner un poco de cachondeo al ambiente y alimentarnos también a base de memoria y buen hacer. Junto con Jabois fueron introduciendo cada tapa consiguiendo hacernos rememorar momentos y lugares. Con los spaghetti con tomate y atún nos fuimos a ese piso compartido de estudiantes. La odiada menestra de verduras que no te comías jamás tenía fans ansiosos por una segunda ronda. El bocata de sardinas con queso fue la tapa estrella, que nos dejó ese sabor a mar del norte en pleno centro de Madrid.
La última elaboración fue cosa de dos, y el cocinero pidió ayuda a Xoel para elaborarla, que echaba de menos una tapa que servían en un bar cerca de casa de sus padres. El santo grial de la batalla gallega: lacón con grelos. La idea de Pepe, que realizó frente al público, dejó boquiabiertos a todos. De base un snack (bocabit), espuma de lacón picado y grelos batidos. Definitivamente hay cosas que uno no debería perderse. Y si Xoel ayudó en la cocina, Solla no se quedó atrás y cogió la guitarra para descubrirnos que sus dotes van más allá de los fogones. A elección propia versionaron un tema de Hunters & Collectors, “Throw Your Arms Around Me”.
Un cierre perfecto para una noche llena de talento y buena cerveza, porque si hay algo sagrado para un gallego es su cerveza, que como el agua para los madrileños es su orgullo y su elixir de vida. Sinónimo de “una más” de familia y amigos, Estrella Galicia abandera una manera de vivir la vida, luchando por los buenos momentos, que como esa noche ya son parte de nuestra memoria.