Azkena Rock Festival se vuelve a superar a sí mismo en su XVI edición
Si tuviéramos que quedarnos con una actuación ARF 2017 lo íbamos a tener realmente complicado. Afortunadamente, nadie nos ha pedido que elijamos entre la brillante ejecución de clásicos de la Creedence con la que nos deleitó el bueno de John Fogerty, el directo aplastante y sin concesiones de The Hellacopters, la re-consagración de Graveyard con un show impecable para el regocijo de los amantes del hard rock psicodélico más genuino o la velada en clave rockabilly orquestada por ese señor llamado Chris Isaak y la banda que le lleva acompañando durante más de 30 años.
Son actuaciones que pasarán a los anales de la no precisamente breve historia del festival vitoriano, un evento que se reinventar cada año y que en esta ocasión introducía varias novedades. Y ya saben ustedes que en este país eso de las sorpresas solo sirve para que muchos saquen los cuchillos a pasear antes de tiempo. Pues bien, nuestra experiencia ha sido 100% satisfactoria desde que pusimos un pie en Mendizabala.
– El tema del sistema de pago cashless nos parece un gran acierto, todo son ventajas. Gracias a estas pulseras se reducen las esperas, se facilita el control de los asistentes en los accesos al recinto y se permite entrar y salir cuantas veces quieran a aquellos que hayan adquirido la entrada de día.
– Lo del escenario Trashville y su Wall Of Death nos parece una pasada, tanto por su propuesta musical como por las peripecias acrobáticas de los motoristas al ritmo de rock, punk, garage y blues pantanoso. Por eso no es de extrañar que haya tenido una acogida espectacular por parte de los asistentes más aventureros.
– Los combates de Lucha Extrema, algo que entendemos que de primeras (y de segundas) suene de lo más bizarro, gozaron de una asistencia más que digna durante todo el festival. Es algo que está ahí para el que guste rememorar aquellos años en los que nos quedábamos pegados al televisor durante horas viendo WWF y disfrutábamos imitando las bobadas con las que cada fin de semana nos deleitaban Los Sacamantecas, Terremoto Earthquake, El Último Guerrero, El Enterrador o Hulk Hogan, por citar algunos.
– La amplia oferta gastronómica a base de food trucks no solo se ha mantenido sino que ha mejorado gracias a alguna incorporación y algún que otro descarte que no terminaba de calar entre el público azkener
Pero volvamos a la música, que es lo que más nos importa. Lo de Michael Kiwanuka fue una pena. Y es que, desgraciadamente, a esas horas buena parte de los asistentes quieren algo más festivo a la par que accesible. Afortunadamente, otros muchos se concentraron delante del británico y su Stratocaster para dejarse impresionar por el magnetismo que desprende, sobre todo cuando cayeron piezas de la talla de “Cold little heart” o “I’m a black man in a white world”, que sonaron de fábula, al igual que la gran mayoría de las actuaciones de esta edición. Porque, señores, cuando la cosa suena bien también hay que decirlo (y aplaudirlo).
The Shelters, por su parte, consiguieron engancharnos con su rock and roll fresco a la par que adictivo, a pesar de que les tocó lidiar con el sol. Esto mismo le ocurrió a The Godfathers, solo que en su caso lo solucionaron con una buena descarga de punk clásico y un Chris Coyne, que a pesar de que parecía que acababa de salir de la oficina, estaba pletórico. Y qué decir de Cheap Trick que no hayamos dicho ya, fue un placer volver a disfrutar de grandes joyas del power pop, el escaparate de guitarras estrafalarias de Rick Nielsen, ese envidiable saber estar en el escenario,… También fue un placer descubrir las bondades del australiano Pat Capocci, que no se conformó con poner patas arriba la Virgen Blanca con esa propuesta vintage que, a pesar de no aportar nada nuevo, derrocha actitud gracias a un puñado de canciones que vienen de lujo para esas primeras horas de la jornada en las que el sol aún está en lo alto de Mendizabala.
El Azkena Rock 2017 también ha servido para confirmar el buen estado de forma del rock patrio. A lo largo de sus dos jornadas hemos vibrado con potentes actuaciones de bandas jóvenes como SCR o Fetitxe, grupos que no tienen nada que envidiar a otros artistas internacionales que campan a sus anchas por carteles de dentro y fuera del país. Además, también ha servido para rememorar en la mejor compañía grandes clásicos de algunos de los referentes más importantes del género dentro de nuestras fronteras. Es el caso de Loquillo, que derrochó profesionalidad, actitud y provocación durante algo más de una hora en la que el púdico se desgañitó coreando himnos de la talla de “La mataré”, “El ritmo del garaje”, “El hombre de negro” o “Cadillac solitario”. Y si el loco quiso dejar claro que tiene a “la mejor banda de rock and roll español”, The Soulbreaker Company no iban a ser menos y no dudaron en erigirse como la gran esperanza blanca del rock alavés gracias a un directo que el viento se propuso boicotear pero finalmente no lo consiguió.
Esta edición, que ha vuelto a concluir con unos excelentes resultados (35.800 asistentes en total), venía cargadita de novedades y, afortunadamente, ahora podemos confirmar que las decisiones que se han adoptado por parte de la organización han sido bastante acertadas. Ahora toca esperar un año para volver a disfrutar de esta cita imperdible para los amantes del rock. De momento ya sabemos la fecha (22 y 23 de junio) y conocemos el primero de los artistas confirmados, los australianos Beast Of Bourbon. Seguiremos informando.